¿No tenéis,
a veces, la sensación de levantaros con el pie izquierdo y acostaros con el pie
izquierdo? Pues eso me ha pasado a mí hoy. La mañana no podía empezar mejor, más
que con una bronquitas de parte de mis padres, por no poder hacerme la cama. A
eso hay que añadirle que nada mas salir de casa he perdido cinco euros. Más
tarde, en el colegio, me han dado dos exámenes corregidos, y como el día no podía
ir mejor, los dos exámenes suspendidos. Para comer, un plato que no me gusta
nada, las judías verdes. En la biblioteca, me he encontrado la cantidad de once
céntimos, pero yo, optimista todo el día, pensando que algo bueno tendría que
ocurrir al finalizar el día, he pensando que la surte podría ir cambiando
poquito a poco, pero nada mas lejos de la realidad, he vuelto a perder otos
cinco euros, pero menos mal que al final de la tarde, cuando ya me iba a ir de la biblioteca, han aparecido por arte de
magia en el suelo, no se si serian los mismos, pero me he agachado, los he
cogido, me los he metido en el bolsillo y me he ido más contenta que unas pascuas. Y ahora
a llegar a casa, no me puedo tumbar en el sofá y descansar, sino que tengo que
seguir estudiando, una manera divertida de terminar el día.
Hoy, para
mí, ha sido uno de esos días, en lo que ha medida que transcurre el día, me gustaría
volverme a la cama, cerrar los ojos y que todo esto fuera un simple sueño.